Las mujeres tardan 3 años y 9 meses más de media que los hombres en adquirir una vivienda
La brecha salarial también se traslada a la vivienda y las mujeres trabajadoras en España, tardan de media tres años y 9 meses más que lo hombres en adquirirla, cifra que se agrava según el sector de actividad y la Comunidad Autónoma en la que se resida
14 agosto 2023
Las trabajadoras españolas lo tienen más difícil que los hombres trabajadores para adquirir una vivienda digna, un derecho reconocido en el artículo 47 de la Constitución Española. Sin embargo, no siempre se dan las condiciones para cumplir con ese derecho: influyen los salarios, el tipo de contrato que se tenga, dónde se resida y en qué sector se trabaje. Y las mujeres, con salarios más bajos y peores contratos, en general, tienen las de perder.
Así si una mujer y un hombre que trabajan destinaran, en solitario, un 30% de su salario bruto a adquirir una vivienda: la mujer tardaría de media tres años y nueve meses más que el hombre. Una cifra que varía según el tipo de actividad en la que se trabaja y según la Comunidad Autónoma en la que se resida. Un cálculo que se realiza teniendo en cuenta los últimos salarios medios brutos desagregados por sexo que conocemos, correspondientes a 2021 (facilitados por el Instituto Nacional de Estadística, a través de la Encuesta Anual de Estructura Salarial) y los precios medios para vivienda nueva y de segunda mano que recoge el INE para este mismo año.
Por Comunidades, Murcia es donde se produce mayor brecha de género en materia de vivienda y la Comunidad de Canarias, donde menor brecha se da (cuadro 1).
El sector en el trabajamos y la diferencia salarial también influye. Así, la horquilla oscila de 9 años más en actividades administrativas y servicios auxiliares a casi 5 años en Actividades profesionales, científicas y técnicas (cuadro 2).
El trabajo a tiempo parcial, un obstáculo en el acceso a la vivienda
Por otra parte, trabajar a tiempo parcial dificulta el acceso a una vivienda en solitario. En España dos millones de mujeres y algo más de medio millón de hombres trabajan con este tipo de jornada laboral. Para hacer frente al precio de la vivienda, se encuentran ante una doble tesitura o viven en condiciones ínfimas o están abocadas a depender de otra persona (cuadro 3).
La realidad es que muchos jóvenes con este tipo de contratos están prolongando durante años el alojamiento en pisos compartidos de alquiler, a precios incluso más altos de lo que puede costar una cuota mensual de una hipoteca.
UGT considera que hay que seguir incidiendo en la estabilidad laboral, avanzar en la subida del Salario Mínimo Interprofesional, y garantizar contratos a tiempo parcial voluntarios, y con condiciones salariales adecuadas (que puede ser la mitad más un 10 % del SMI a jornada completa) Asimismo, exige cumplir con los preceptos constitucionales de un trabajo y una vivienda digna.